lunes, 8 de agosto de 2016

Terapia de luz

Tal como acababa el artículo anterior, se titula éste.

Lo que tiene en la imagen es un bebé recién nacido que está recibiendo un tratamiento con luz ultravioleta (UV).

A veces sucede que los pequeños, a pesar de nacer sanos, en la primera semana de vida tienen un poco de ictericia neonatal, ya sea ésta patológica o natural.

Lo más normal es que el amarilleo que experimentan piel y partes blancas de los ojos, desaparezca de manera espontánea tras ese periodo de tiempo. Si no, se le aplican unas sesiones de ultravioleta y se la inactiva.

Como este bebé de la fotografía que lo está haciendo en el Starlight Neonatal Unit del Barnet Hospital en la ciudad de Londres. Terapia de luz.

La imagen es otra muestra de las muchas presentadas al certamen "Wellcome Image Awards" de la fundación “Wellcome Trust”, que cada año premia a las más impactantes y, técnicamente mejor logradas, relacionadas con la biomedicina.

En estos predios ya llevamos editadas algunas.

Ictericia y bilirrubina
De la ictericia poco les puedo contar que ustedes ya no sepan y, seguro estoy, superen. En cualquier caso ahí va.

Sé que nos puede suceder a cualquiera con independencia de la edad, y es un síntoma de que algo no va bien en nuestro organismo, de que existe un problema en él.

Está causada por un exceso de bilirrubina, un compuesto químico de color amarillo anaranjado que guarda relación con la hemoglobina, sustancia que transporta oxígeno O2 (g) en los glóbulos rojos, y con la degradación de éstos.

Unas células degradadas que son tratadas normalmente en el hígado pero si éste, por la razón que sea no puede, hace que se vaya acumulando bilirrubina en el organismo, con el consiguiente amarilleo de partes del cuerpo.

Desde el punto de vista químico la bilirrubina es un compuesto del que renuncio a ponerles por escrito cualquiera de sus nombres IUPAC, pero del que sí les ofrezco su fórmula molecular C33H36N4O6 y estructura tridimensional, más que nada para que se hagan una idea.

Y hasta aquí.

Aunque antes de dejarles les confesaré que yo de la bilirrubina me enteré que existía cuando, en 1990, el artista dominicano Juan Luis Guerra (1957) sacó la canción homónima y algo me imaginé al escuchar la letra.

Otro día les hablo de la canción y de la interpretación científica de la letra de La bilirrubina. Hay de todo como en botica, ciencia y pseudociencia.



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