lunes, 23 de noviembre de 2015

A vueltas con las ‘Muchachas al sol’ (y 2)

(Continuación) Y es que a ellos también les llega el agua con óxido en suspensión cuando se riega.

¿Cómo piensan preservarlos? ¡Ah! Chi lo sa, que dicen los italianos.

Continuaba la nota municipal diciendo que en los próximos días, se colocaría una valla como base de protección de la hierba y se iniciarían los trabajos de limpieza. De modo que en breve se podrían apreciar los cambios.

Anteayer por la mañana pasé por ahí (dos semanas han pasado desde la nota), y ciertamente está puesta una valla, de la que no sé si, como dice la nota, protege o no y de qué. Lo que sí es seguro, es que impide ver lo que se está haciendo en las esculturas, que creo han limpiado.

Tengo para mí que las obras ni están, ni se las esperan.

Les mantendré informados. Pero no sean impacientes. Estamos en Sevilla, la ciudad donde habite el olvido.

Del anaranjado de algunos monumentos sevillanos
Por si no quieren releer las entradas sobre este problema químico del ‘Muchachas al sol’ -y que no es único y exclusivo de ellas, pues otros monumentos sevillanos, tras su proceso de restauración han aparecido cubiertos de una capa de color amarillento anaranjado-, por si no quieren les decía, les pongo en conocimiento aquí.

De entrada, los monumentos a los que hago referencia son la Fuente de Sevilla en la Puerta Jerez, y la Fuente de las Cuatro Estaciones en el Prado de San Sebastián, y el motivo de su afección ocre, como el de las muchachas, no es otro que químico y, además, por partida doble.

Justo es decir que en estas dos fuentes monumentales, hasta donde sé, el cubrimiento coloreado no ha vuelto a aparecer. Así que bien, ha funcionado el tratamiento.

Por desgracia no se puede decir lo mismo de otras dos fuentes sevillanas: la de Mercurio, en la Plaza de San Francisco, y la de los Jardines de la Lonja en el Archivo de Indias. En ellas, el óxido ha vuelto a hacer de las suyas.

Quizás sea por el tratamiento. O por su ausencia.

Doble acción química: purificación
Por partida doble les decía unos renglones más arriba, porque son dos los fenómenos químicos que tienen lugar en esta historia.

Por orden cronológico de sucedidos, el primero viene motivado por el tratamiento clorado del agua, que realizó hace unos meses el Ayuntamiento. Ya se lo conté.

Forma parte de un método de purificación de la misma con cloro, por ineludibles motivos de salud pública. La de la fuente es un agua que está sin tratar, y por tanto puede ser foco de patógenos y otros agentes infecciosos, como la legionela.

Un asunto no menor que por su naturaleza bioquímica y salutífera, su cumplimiento tiene rango de requerimiento legislativo. No les digo más. La salud pública es lo primero.

Pero estos procesos de purificación con cloro, se emplean asimismo para eliminar trazas de hierro (Fe) o de manganeso (Mn), que puedan estar presentes en el agua. Se suele hacer bien con dióxido de cloro (ClO2) o con cloro (Cl2) como agentes purificantes.

Ambas sustancias producen el mismo efecto sobre el hierro al oxidarlo de forma rápida, de Fe(II) que es como está en el óxido de la tubería, a Fe(III) que es como está en suspensión en el agua.

Un proceso oxidativo que favorece su eliminación pues, en presencia de agua puede reaccionar a través de distintos mecanismos, pero siempre formando los mismos compuestos químicos: hidróxidos.



1 comentario :

Anónimo dijo...

Hace tiempo que no había en el blog entradas de contenido ligado a la química.
Enhorabuena.