domingo, 11 de octubre de 2015

'Ciencia y caridad', 1897

De este óleo del pintor y escultor malagueño Pablo Picasso (1881-1973), sólo les puedo dar dos o tres pinceladas.

La más evidente es la de su temprana autoría. Si se fija en la fecha, la realizó cuando contaba con sólo quince (15) años y está considerada como una de las obras más representativas de su etapa de formación artística.

Una obra que responde a la moda imperante durante las postrimerías de la segunda mitad del siglo XIX: el realismo social.

Un fenómeno burgués propiciado por la expansión de la revolución industrial y el interés que la ciencia y, en particular, los temas de medicina, empiezan a suscitar en esta nueva y emergente clase social.

Así surge lo que se dio en llamar la “pintura hospitalaria”, un subgénero del realismo social que tuvo su auge en las dos últimas del siglo XIX, más o menos los años ochenta y noventa.

Fuentes y realización
Entre las fuentes de inspiración del pintor se piensa que pudo estar el ya enrocado ‘Una sala del hospital durante la visita del médico jefe', 1889, del sevillano Luis Jiménez Aranda.

De la composición de esta obra de grandes dimensiones (197 x 249,5 cm), decirles que es del todo clásica, en el sentido de que los personajes están dispuestos de manera que el espectador centre la atención en la enferma. Lo que unido a la ambientación y dimensiones de la sala, dotan a la escena de cierto intimismo.

A la vista del cuadro y la posterior evolución pictórica que el artista sufrió a la lo largo de su vida, no nos extraña esa conocida cita suya de la vejez, en la que aseveraba que cuando tenía quince (15) años era capaz de pintar como un viejo de setenta (70), y que se había pasado toda la vida intentando pintar como un niño de seis (6).

Textualmente creo que reza así: “Desde niño pintaba como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño”.

Curiosidades picassianas
Por último, no me puedo resistir a contarles unas curiosidades relacionadas con los personajes del cuadro y las personas que sirvieron de modelo.

Por lo que sabemos para el médico -que representa a la medicina moderna, al progreso- sirvió de modelo José Ruiz Blasco, es decir el mismo padre del pintor. Mientras que, para posar de enferma y de niño, Picasso contrató a una mendiga del barrio y a su hijo; les pagó una suma total de diez pesetas (10 Ptas).

Y de monja, que representa el socorro asistencial, se cree que el pintor se valió de algún amigo o de un adolescente conocido, al que disfrazó con el hábito de una monja amiga de la familia, que pasaba unos días en su casa de Barcelona.

No sé, pero esta última curiosidad es la que veo menos clara. Aunque si nos fijamos con detenimiento en la cara de la monja, no sabría qué decirles...

Pero es que Picasso sólo tenía quince años. En fin, en cualquier caso qué más da. Como nos dice el refrán italiano, que ya les he enrocado más de una vez: ‘Se non è vero, è ben trovato’. Pues eso.




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