miércoles, 31 de diciembre de 2014

‘The Theory of Everything’, 2014 (y 2)


(Continuación) Del primero les supongo al tanto. Como ya saben, ésta no es la primera vez que vemos una biografía del afamado divulgador científico (Hawking, 2004), si bien es cierto que, probablemente, sí sea la más dramática y humana.

El otro apunte cinematográfico guarda relación con lo que se narra en ‘The Theory of Everything’ o mejor dicho, con lo que la película no cuenta. Sepan que por exigencia expresa de su exmujer Jane, no veremos ni una sola situación de sexo explícito de la pareja.

No era el de la sexualidad, uno de los aspectos familiares en los que ella se encontraba lo suficientemente cómoda, como para que se plasmara en la pantalla. De ahí que no se filmara ninguna escena.

De modo que aunque veremos a los tres hijos fruto del matrimonio, nada podremos saber sobre la intimidad en la que fueron concebidos, a lo largo de esos años en los que la terrible enfermedad le fue reduciendo, casi hasta la nada, su capacidad de movimiento y habla.

Comprensible.

Apuntes literarios
De uno de ellos, seguro estoy que también lo están (al tanto). Es más, habrán caído en la cuenta desde el principio. La película lleva el mismo título que el libro que escribió en el 2007, la homónima La Teoría del Todo.

En ella el divulgador británico realiza una introducción a la historia y estructura del universo, desde las primeras conjeturas de los griegos y la época medieval, hasta las más complejas teorías del momento en el que fue escrito.

Y por sus páginas aparecen científicos como Isaac Newton y Albert Einstein, por nombrar sólo un par, y qué dos, junto a conceptos físicos y campos de conocimientos como mecánica cuántica, agujeros negros, Big Bang y teoría de la gran unificación (TGU) o (GUT) por ‘Grand Unification Theory’.

Todos ellos en un intento de acercarnos los misterios del Universo, con un pretendido lenguaje didascálico y un estilo claro y ameno, accesible incluso para el gran público.

Un objetivo que no digo yo que no lo consiga, pero ya saben lo del Índice Hawking.

Ése que se utiliza para medir, aunque no sea muy científico el método, los libros que la gente compra mucho, eso es así, pero que nunca acaba de leer, que también lo es.

Bueno pues parece ser que Hawking ha escrito varios bestsellers con esta doble característica comercial/lectora. Un asunto delicado, que mejor dejaremos para otra ocasión.

Al fin y al cabo es Navidad.


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