martes, 11 de marzo de 2014

Del flower power a Alexander Fleming


O de aquellos polvos estos lodos.

Es en esencia la singladura argumental por la que les traigo. Una revolución sexual, la de los años sesenta, flower power, que se inicia en realidad unos cuantos años antes, cuando se logra acabar con la sífilis.

Una enfermedad de transmisión sexual originada por la bacteria espiroqueta Treponema pallidum, que se elimina gracias a la penicilina, un fármaco que descubre Alexander Fleming.


Un descubrimiento que las crónicas dicen tuvo lugar en la mañana del viernes 28 de septiembre de 1928, cuando nuestro hombre estudiaba unos cultivos bacterianos de Staphylococcus aureus en el laboratorio del Hospital St. Mary en Londres.

Un hallazgo de los llamados serendípicos que le llevó a ser el primero en observar los efectos antibióticos de la penicilina, obtenida a partir del hongo Penicillium chrysogenum.

Lo dicho. De aquellos polvos del viejo laboratorio de Fleming, a los lodos de la revolución sexual pasando, por desgracia, por los barros de las drogas.

No siempre el progreso humano ha supuesto avance para el hombre.


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