domingo, 2 de febrero de 2014

MONUMENTO al DOCTOR FLEMING en SEVILLA (1)


Fruto de una iniciativa popular, que tuvo una gran difusión mediática en la época, fue promovida por Celestino Fernández Ortiz, que en aquellos tiempos era Concejal y Director del rotativo Sevilla.

Realizado por Juan Abascal Fuentes entre 1957-59, el conjunto se compone de tres volúmenes construidos en piedra caliza y está levantado sobre una doble grada de planta poligonal.

En la parte frontal, flanqueado por dos pilastras se encuentra el busto en bronce que representa el retrato realista del Dr. Fleming sobre un pedestal. Y en sus laterales se hallan dos inscripciones.


La de la parte derecha, dedicada a Fleming por la ciudad de Sevilla, reza así: "La ciudad de Sevilla en memoria al insigne investigador Sir Alexander Fleming, descubridor de la penicilina".

Y la de la izquierda describe de quién fue la iniciativa para llevarla a cabo: "Este monumento se erigió por iniciativa del diario Sevilla, mediante suscripción popular, con aprobación del Excmo. Ayuntamiento".

La parte trasera la ocupa una fuente con taza de forma avenerada, que recoge el agua vertida por un surtidor conformado por dos alegorías, Ciencia y Vida, en relieve.

El jueves 17 de julio de 1958, algo más de cincuenta y cinco (55) años ya, y tal como fue recogido en prensa, fue inaugurado el monumento al doctor Fleming en Sevilla.

Un monumento itinerante
Se puede decir de él que ha tenido una historia algo movidita. Lo que no es inusual en Sevilla. Ya ha pasado con otros por lo que 'mejor no meneallo'.

Pagado íntegramente mediante suscripción popular, el conjunto se ubicó en los jardines del entonces Hospital de las Cinco Llagas y de la Sangre, hospital clínico hasta 1972 y hoy actual sede del Parlamento de Andalucía.

Y ahí permaneció hasta que en 2002, debido a la remodelación de estos jardines, el monumento se desmanteló de su emplazamiento para que no sufriera ningún deterioro.

Todo el conjunto se guardó en un almacén municipal menos el busto, que se colocó en uno de los salones del Ayuntamiento. Bien. Hasta aquí normal.

Pero el caso es que los jardines se remodelaron, el tiempo pasó y del monumento nadie pareció acordarse, ni saber nada. Para la mayoría de la prensa, es como si nunca hubiera existido.

Es probable, y esto es malo, que muchos de los redactores de la época ignoraran que allí hubiera habido alguna vez un monumento. Y es más que probable, y esto es peor aún, que los que lo supieran, ignoraran a quien estaba dedicado.

Cosas de Sevilla, la ciudad donde habite el olvido. (Continuará)




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