domingo, 3 de marzo de 2013

C.E.I.P. JUAN SEBASTIÁN ELCANO


Se encuentra en la calle Lyon, en pleno centro de la barriada de Los Bermejales (41012), en el sur de la ciudad. Otro reconocimiento sevillano más, éste académico, al navegante vasco y en pleno centro de la barriada.

Y ya que hablamos de colegio, vamos a tratar lo de “el día que le faltaba” a Pigafetta, una cuestión que bien puede ser materia reglada de clase, por ejemplo, de Astronomía. Así que vayamos con ella.

Se trata de una asociación, ésta de tema y colegio, que está bien traída si atendemos al continente y contenido de estas entregas enrocadas. Vienen a ser una especie de texto en contexto.

Éste, por lo que de aula virtual puedan tener las susodichas entradas. Y aquél, por ese día que le faltó a Pigafetta, después de dar una vuelta al mundo navegando hacia occidente.

Un error del cronista según los marineros de tierra, pero que Pigafetta no tenía tan claro haber cometido. Para él, que no se había equivocado.

Y a esa conclusión había llegado gracias a la meticulosidad con la que realizaba su trabajo de registro diario de a bordo. Estaba seguro de no haber olvidado un solo día.

Pero claro, tenía que presentar la documentación del viaje ante el mismo Carlos V y no era cuestión de quedar como mal mareante. Que no quedó.

De hecho esta ‘pérdida’ terminó siendo uno de esos propósitos alcanzados, aunque no pretendidos del viaje, sencillamente por desconocido, y a los que aludimos en anteriores entregas.

Lo he llamado “El día que faltaba” y se lo voy a contar.

El día que faltaba
Empezaremos por decir que, por aquél entonces, se trataba de un misterio sin explicación. Que bien es cierto, pronto dejó de serlo. Sí.

Junto con la esfericidad de la Tierra, también se demostró algo ignorado hasta ese momento e insospechado. Que la Tierra gira alrededor de su propio eje, tardando veinticuatro horas (24 h) en hacerlo. Vamos, lo que se dice todo un día.

Y la explicación razonada y razonable de dicho hecho vino, de dónde si no, de la mano de los conocimientos científicos. Como no puede ser de otra forma. En este caso de la Astronomía. Una disciplina que, por cierto, brilla por su ausencia en las aulas de nuestros centros educativos.

Como hoy día sabemos, la Tierra está sometida a movimientos de diversa índole, siendo cuatro (4) los principales: rotación, traslación, precesión y nutación.

Es el primero de ellos, el de rotación, el que nos interesa ahora. Lo efectúa girando sobre sí misma, a lo largo de un eje ideal denominado eje terrestre que pasa por sus polos Norte y Sur.

Vista desde el Polo Norte, la rotación terrestre va desde el Oeste al Este, es decir, en sentido contrario al movimiento de las manecillas del reloj.

En este mismo sentido antihorario también se trasladan los planetas alrededor del Sol y la Luna alrededor de la Tierra.

Se dice de él que es un giro en sentido positivo. Es el movimiento directo de la rotación terrestre.

Por eso, en disciplinas científicas como Astronomía y Matemáticas se suelen tomar como sentido positivo en los dibujos, el giro en sentido antihorario.

Así es como medimos los ángulos en Geometría. De 0º a 90º en sentido antihorario, es decir, para entendernos, de las tres a las doce del reloj analógico.

Por el contrario, el sentido horario es el mismo que el del movimiento de la sombra del Sol en el hemisferio Norte. Se dice que es un giro en sentido negativo.

Es un movimiento retrógrado, opuesto al movimiento directo de la rotación de la Tierra. Como pasar de un valor de 90º a 0º, es decir de las doce a las tres del reloj.

Luego cuando viajamos hacia el Oeste, al hacerlo en sentido contrario al de rotación terrestre, perdemos un día, si damos una vuelta completa al planeta. Y además lo perdemos, independientemente del tiempo que dure el viaje.

Por el contrario, si lo hacemos hacia el Este lo ganaremos.

En el caso de Elcano ya sabemos que lo perdió. Pero fue mucho lo ganado por la ciencia, a cambio de un solo día perdido. Quienes no perdieron fueron los armadores. Los que pusieron el dinero.

Así que doble éxito, comercial y científico. Un aspecto, el comercial, no tratado aún y que desarrollaremos en el último, por ahora, de los enclaves de esta serie, la carretera Elcano.

1 comentario :

Un exalumno dijo...

Ya no escribe artículos tan científicos como antes.