jueves, 10 de enero de 2013

Ratas antiminas (1)

Ratas hay muchas y de muchas especies. A la que me refiero hoy es a la Cricetomys gambianus o rata gigante de Gambia, que es como se conoce también a esta especie de roedor miomorfo de la familia Nesomyidae. Un animal omnívoro muy extendido por África.

Y las minas que estos roedores detectan son de las peores que puedan existir. Nada menos que las mortíferas minas antipersonas, enterradas a pocos centímetros de profundidad y que se activan con el peso al ser pisadas.

Una muestra más de lo que es capaz la maldad humana.

Bueno pues estos roedores resulta que tienen un olfato hipersensible, casi tanto como el de los perros, para encontrarlas y con muchas más ventajas que los cánidos. De ahí el interés por ellas.

Pero, además, ésta es sólo una de las dos misiones que el hombre tiene encomendadas a estos roedores salvavidas. Han de saber que con su privilegiado olfato, pueden detectar la presencia de la bacteria de la tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis) en una muestra de saliva.

Y de esa manera determinar si un paciente humano padece tuberculosis o no. Y hacerlo con más sensibilidad y precisión que el microscopio de un laboratorio. No les digo más. Las de Gambia son ratas que salvan vidas humanas.

Pero lo mejor será que empiece por donde debe. Por el principio.

Un hombre, una idea
El hombre es Bart Weetjens. Un ingeniero y monje budista belga que, como otros niños, se convirtió en amante de los animales cuando le regalaron uno. Él tenía nueve (9) años y fue un hámster. El comienzo de una hermosa amistad.

Pero como suele ocurrir el tiempo pasó y un día, ya de adulto y analizando el problema de las minas antipersonas en África, vio lo evidente. Casi todos los métodos existentes eran demasiado caros y exigían un alto desarrollo tecnológico.

Fue entonces cuando se acordó de sus amigos de la adolescencia y pensó que las ratas podían hacer ese trabajo. Y se puso a hacer pruebas de entrenamiento.

Antes que después vio, que no sólo lo podían hacer, sino que su crianza era muy económica, y su esperanza de vida de ocho (8) años. Que son muchos años salvando vidas humanas, cada uno de los días de ellos.

Es decir, que era muchísimo más barato que cualquier otro método antiminas. A ojo de buen cubero, el proceso de entrenamiento de cada rata, incluyendo el salario del personal, ronda los tres mil euros (3000 €). Una minucia económica comparada con el enorme beneficio que reportan.

Proyecto Apopo
Apopo es una organización no gubernamental nacida en Bélgica, que tiene su centro de operaciones en el campus de la Universidad de Agricultura de Sokoine, en Morogoro (Tanzania). Es en este contexto geográfico donde nació el proyecto, en el año  del Señor 2000.

Y lo pusieron en marcha saliendo por los alrededores de Morogoro, y las próximas faldas de los montes Uluguru, a la busca y captura de ratas, bien provistos de jaulas especiales para cazar a este animal con vida.

El proceso de entrenamiento es parecido a otros que se realizan con animales de este tipo.

A las cuatro semanas de vida, las ratas son separadas de sus madres para iniciar una primera fase de aclimatación a la presencia humana.

Después se continúa con un proceso especializado de entrenamiento, encaminado a detectar pequeñas cantidades de TNT (trinitrotolueno) dentro de cápsulas de té

Como podemos recordar de los tiempos escolares, el trinitrotolueno (TNT) es un hidrocarburo aromático cristalino, de color amarillo pálido y fórmula química C6H2(NO2)3CH3, que forma parte de varias mezclas explosivas.

Por último, el roedor aprende a indicar al entrenador, que ha olfateado lo que buscan. Lo hace arañando la superficie con sus pequeñas patas, y es entonces, cuando su instructor activa un mecanismo que suena, un clic. (Continuará)




No hay comentarios :