miércoles, 19 de diciembre de 2012

¿Cuáles son los efectos reales que producen la exposición a los rayos gamma?

Pues, por suerte o desgracia, se encuentran en el otro polo de los plasmados por el cómic. Para empezar, ya los síntomas debidos a una alta dosis de radiación gamma son de lo más lamentable.

Sin entrar en detalles, les cito tan solo algunos de ellos: dolor de cabeza, caída del cabello, náuseas, descenso del número de glóbulos blancos, vómitos, daños en células nerviosas y tracto digestivo, hemorragias por la reducción del número de plaquetas en sangre, lo que conlleva incapacidad para la coagulación, etcétera.

Como pueden ver, son de lo más tremendo, y bastante diferentes a los experimentados por el Dr. Banner, cuando se transforma en Hulk.


Tres cuarto de lo mismo sucede con los efectos que dicha exposición origina. Un par de datos tan solo.

Más allá de una dosis de 8 Sv, los efectos son mortales en el cien por cien (100%) de los casos. Y entre 4 Sv y 8 Sv, aunque las posibilidades de sobrevivir se reducen al cincuenta por ciento (50%), los efectos que se experimentan son terribles, entre ellos: cáncer de pulmón, leucemia, cáncer de tiroides, etcétera.

Unos efectos tan poco deseables como los síntomas y nada, nada, parecido a la ficción del cómic. O sea. Que nada de nada. Lo de Hulk, no puede ser.

Porque las dosis recibidas en una explosión nuclear oscilan entre los 30 Sv, hasta una distancia de cincuenta kilómetros (50 km) desde donde se produce la detonación, punto cero. Hasta los 3 Sv, a unos quinientos kilómetros (500 km) del punto cero. Pasando por los 9 Sv, entre los 50 y 100 km.

Y por el cómic sabemos, que el doctor está en el mismo laboratorio donde se produce la explosión y, además, nos dicen que “la radiación gamma está al máximo”.

No. Sometido a dicho fenómeno de radiación tendría que haber muerto. Él y miles de personas más.

Habría que echar las cuentas, pero una explosión de esa naturaleza superaría, con creces, a la misma explosión del Sol. Lo haría en un orden de varios millones de veces; les estoy hablando de memoria, pero es muy probable que no ande descaminado.

Ésa es la realidad. Desde el punto de vista de la ciencia, Hulk nunca podría llegar a existir. No hay ninguna posibilidad de sobrevivir a una exposición radiactiva de esas características y, mucho menos, salir de ella, además, con unos cuantos superpoderes.

Unas mutaciones físicas y bioquímicas que están latentes en el organismo y que, en el caso de Hulk, se manifiestan cuando el Dr. Banner sufre un ataque de ira.

Lo que nos lleva al título del principio, “Si me enfado mucho, ¿puedo transformarme en Hulk?”.

Recordarán que les dije que sí. Que en el mundo real, enfadarse también tiene consecuencias físicas, químicas y biológicas parecidas a las que experimenta el organismo de Bruce Banner.

Pero, ojo, tan solo parecidas. Y, atención, no todas. Veamos.


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