lunes, 19 de noviembre de 2012

Higgs, Bosón, Barcelona (VI)


(Continuación) ...Sin embargo, les decía, esta unión (antinatura, al entender de algunos) de creencia y ciencia, y fruto en esta ocasión de los temerosos pensamientos comerciales de un grupo editorial, no es la única, ni la primera vez que ocurre.

Esgrima dialéctica cuasidivina 
Sin remontarnos mucho en el tiempo, ya en el siglo pasado, el genial físico germano-estadounidense Albert Einstein (1879-1955), utilizaba con profusión el término Dios. Sirva de ejemplo su conocida frase: “Dios no juega a los dados con el Universo”.

Una cita con tirón a la que no tardó en contestar el interlocutor a la que iba dirigida, el físico danés Niels Bohr (1885-1962): “Einstein, deje de decirle a Dios lo que tiene que hacer”.


Con tirón y con gancho, ya que unos años después, el físico inglés Stephen Hawking (1942), se enredaba a ella apostillando: “Dios no sólo juega a los dados con el Universo sino que, a veces, los arroja donde no podemos verlos”.

Y así sin solución de continuidad. No hace mucho, y a propósito de lo que les estoy contando me llegó ésta: “Dios juega a los dados con el universo, y a veces obtiene malas jugadas”.

No. Ni la única, ni la primera, ni la última. Y si me apuran, a lo mejor, no es ni siquiera antinatura. Todo depende de lo que queramos entender por Dios.

El mismo Einstein utilizó esta palabra para referirse a un conjunto de leyes inviolables y primordiales de la Física. De leyes o de constantes físicas universales, cuya existencia y valor justifican el universo.

Son ejemplos de estas constantes: la de Gravitación Universal (G), de valor 6,67·10-11 N·m2·kg-2 y perteneciente al contexto gravitatorio; la velocidad de la luz en el vacío (c), de valor 299 792 458 m/s y perteneciente a la física relativista; la constante de Plank (h), de valor 6.625·10-34 J·s y perteneciente a la física cuántica; etcétera

De modo que, visto así, la asociación podría no estar mal del todo ¿Por qué no? Pero claro, eso sí, no se trataría del Dios religioso que muchas personas tienen en mente. No, no es eso. No es eso, que diría el filósofo.

Entonces, parafraseando la conocida cita amorosa-sexual, me pregunto: ¿Por qué lo llaman “partícula de Dios”, cuando quieren decir Bosón de Higgs?

¿Por qué? Bien, por mi parte, ahí lo dejo. Pero no acabo.

Me acaba de venir a la memoria una frase del ilustrado francés François Marie Arouet, Voltaire, (1694-1778): “Una falsa ciencia hace ateos. Una ciencia verdadera posterga al hombre ante la divinidad”. Pero, claro…

En fin. Lo dejo.

Aunque continúo con la influencia social y cultural de esta partícula física, que no sólo se ha hecho sentir en el campo religioso. También en el mundo de la política, el cine, la literatura, la televisión, la ciencia-ficción, la música, etcétera, se ha hecho notar.

Por su relación con la reciente visita de Peter Higgs a Barcelona, empezaremos por el de la política.

Bosón de Higgs y política científica 
Aparte de lo ya apuntando en las entregas anteriores, en su visita a Barcelona, Higgs, a dicho más “cosas”. Éstas relacionadas con la política científica de los Gobiernos de España. (Continuará)

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