domingo, 22 de julio de 2012

Selenografía y fotografía (IV)

(Continuación) Claro que no debemos pasar por alto el realismo y la extraordinaria nitidez de la fotografía, que Lewis M. Rutherford, realizó el 4 de marzo de 1865 a nuestro satélite. Es magnífica.

No es de extrañar que el astrónomo francés Pierre Janssen (1824-1907) -que ya de la que va diremos por ahora, sólo a modo de apunte, fue el descubridor del gas Helio, He (g) en 1865- afirmara: “La placa fotográfica es la verdadera retina del científico”.

No andaba descaminado. No. Y eso que ni se imaginaba lo que ciencia y técnica iban a avanzar lo que lo hicieron. Aunque antes, el ingenio humano, iba a dar buena muestra de lo que era capaz. Por ejemplo cambiar de arte.


En vez de realizar esculturas a partir de las fotografías, otros selenógrafos recurrieron a los retoques pictóricos como método alternativo para mejorarlas.

Selenografía fotográfica. Mejoras pictóricas 
Incluso destacaron dos escuelas. La encabezada por el astrónomo y fotógrafo húngaro Ladislao Weinek (1848-1913), director del Observatorio Astronómico de Praga, quien dibujaba directamente en las placas fotográficas con la finalidad de plasmar los detalles que se perdían en el revelado.

Un trabajo pictórico delicado y cuidadoso.

Y la de Johann Nepomuk Krieger (1865-1902), un dibujante y selenógrafo alemán aficionado, que creó un mapa de la Luna a base de mejorar a mano la baja calidad de las fotografías.

Lo hacía a partir de sus propias observaciones telescópicas con un refractor de veintiséis centímetros (26 cm) y empleaba carbón, lápiz de grafito y tinta. Aun así consiguió una obra de superior calidad y precisión que lo había hasta entonces.

Su primer volumen lo publicó en 1898 y el segundo apareció en 1912, diez años después de su muerte, por lo que ya es centenario.

Un buen ejemplo del rigor de su trabajo es la imagen del cráter Gassendi, reproducido en la tabla 46 del segundo tomo de su Atlas de la Luna.

Comentarles que a cada mapa de este Atlas, Krieger, le superponía una hoja transparente sobre la que se identificaban los accidentes geográficos. Ya se lo he comentado, se trata de un trabajo pictórico muy minucioso.

No obstante, estas contribuciones digamos híbridas, tenían los días contados. El rápido desarrollo fotográfico posibilitó más y mejores resoluciones que, pronto, dejaron obsoletas a estas artísticas y mixtas aportaciones. Todo cambia. (Continuará)


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