viernes, 27 de julio de 2012

¿Es peligroso bañarse mientras se está haciendo la digestión? (III)


(Continuación) O también del hecho que nos cueste concentrarnos en un trabajo intelectual después de comer. A que sí. En esos momentos no está uno para nada. La cabeza lo único que pide es descanso.

En cualquier caso nada, de lo que les he dicho, es algo que ustedes no supieran o intuyeran. Sencillamente el cerebro recibe menos aporte sanguíneo, porque el aparato digestivo tiene preferencia en esos momentos.

Un principio evolutivo de supervivencia que se cumple de forma imperativa, hagamos lo que hagamos. Aunque sea bañarnos. Les trato de decir que la digestión no se interrumpe en ninguna circunstancia.

La digestión no se corta cuando uno se ducha o baña en la piscina o en la playa sin esperar las odiosas dos horas reglamentarias. Todo lo contrario, continúa. No se produce ningún corte de digestión.

Y precisamente ahí es donde está el peligro. En que no se corta. Sí lo sé. Parece una paradoja, pero no lo es. Es la mentira de la verdad de la que antes les hablaba. Y ya el gran Aristóteles nos advierte de que “No conoceremos la verdad si ignoramos la causa”.

Acerca del reflejo de inmersión 
El segundo de los procesos fisiológicos de los que les quería hablar es el conocido como reflejo de inmersión. Pero antes me gustaría aclarar qué está pasando en nuestro organismo en un día de verano, antes de sumergirnos en la piscina o la playa para el refrescante baño.

Como sentimos calor, la forma que nuestro cuerpo tiene de que no aumente su temperatura en exceso, es haciendo que la sangre circule por las zonas más superficiales y sudando a través de la piel.

Lo que consigue abriendo lo más posible los vasos sanguíneos que se encuentran bajo la piel y aumentando el ritmo cardíaco. Así es como se hace posible la refrigeración del cuerpo.

Una situación que cambia radicalmente cuando entramos en el agua, por lo general a menor temperatura que la nuestra corporal. Es el ya apuntado reflejo de inmersión existente en todos los mamíferos.

Ahora, debido al contacto con el líquido, lo que sentimos es frío y lo que hará nuestro organismo es que no disminuya su temperatura. La intentará mantener redirigiendo la sangre, ahora, hacia los órganos internos.

Para ello reducirá el diámetro de los vasos sanguíneos más superficiales contrayéndolos, es lo que se conoce como una vasocontricción, lo que hará aumentar la presión sanguínea.

Un aumento o hipertensión cuyos perniciosos efectos nadie desea, por lo que nuestro corazón disminuirá su ritmo de bombeo sanguíneo y por tanto de oxígeno, O2(g) al organismo, por ejemplo al cerebro.

Y créanme, no es bueno que nuestro cerebro trabaje en condiciones de déficit de oxígeno. (Continuará)


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