miércoles, 7 de marzo de 2012

Cristóbal Colón, los indígenas de Jamaica y un eclipse lunar

Aunque el sucedido ocurrió el 29 de febrero de 1504 en Jamaica, la historia comenzó en realidad unos meses antes, el 25 de junio de 1503.

Esa fue la fecha en la que Colón varaba con las dos carabelas que le restaban en la playa de Santa Gloria.

Y dado que el estado de los cascos era penoso y su reparación imposible, ordenó a sus cien hombres la construcción de un fortín con los restos de los navíos. Lo más sensato en estos casos.

Un refugio que rara vez abandonaban, salvo en las expediciones que organizaba y durante las cuales contactaban con los nativos para, mediante un sistema de trueques, conseguir provisiones con las que sobrevivir.

Una situación difícil. Los meses pasaban y, ni las noticias ni los barcos, llegaban en su ayuda. La desesperación aumentaba por días y el 2 de enero de 1504, Colón sufría un motín.

Es el momento que los nativos aprovechan, negándose a proporcionar víveres a cambio de baratijas. Colón se ve entre la espada y la pared ¿Cómo salió de tan difícil situación? ¿Qué hizo?

Pues dicen que información es poder. Y él, afortunadamente, la tenía.

Cuando información es poder
La información es poder. Y la ignorancia, madre del miedo.

Sabemos que Colón tenía información y si tuvo miedo, se ve que lo supo disimular bien. Porque lo cierto es que resolvió la dramática situación a las mil maravillas.

Gracias a sus conocimientos astronómicos se hizo con el dominio de tan delicado momento.

Resulta que Colón llevaba consigo el Almanach Perpetuum, de Abraham Zacuco. Por él sabía que el 29 de febrero de 1504 se produciría un eclipse total de Luna. Y supo sacar provecho de esta predicción astronómica.

Los reunió ese día y amenazó con que su Dios (el de Colón) los castigaría haciendo que no volviera a salir más. Según se relata en el Cuaderno de Bitácora:

“En la tarde anunciada, cientos de indígenas se congregaron. Cuando salió la Luna ya estaba parcialmente oscurecida y el pánico entre los nativos se extendió al verla menguar.

Rogaron al almirante que la hiciera volver y éste pidió a cambio la reanudación de los suministros”.

Ni que decirles tengo que los nativos no se asustaron por el eclipse lunar, es seguro que ya habían visto otros. Lo que les debió sorprender en realidad, y no poco, fue que ocurriera cuando, en apariencia, Colón lo dispuso.

Debieron pensar que era magia, un poder del hombre blanco. Pero no, solo era ciencia. Algo de conocimiento.

Por supuesto que ninguno de los marineros quedó impresionado del supuesto poder de su almirante.

Faltaría más siendo marinos experimentados.


4 comentarios :

Anónimo dijo...

¿Qué tipo de libro es Almanach Perpetuum de Abraham Zacuco.
Nunca he oído hablar de él. Si pudiera escribir estaría bien

Anónimo dijo...

que tipo de texto es

Simon dijo...

Me surge la duda frente a esta historia el saber si esa predicción de eclipse tendría validez para poder ser observado en la ubicación geográfica que se encontraban en esa fecha, ya que tengo entendido que cada eclipse puede ser observado solo si coincide con una posición favorable de latitud y longitud del observador. Alguien me puede contestar? Gracias

Anónimo dijo...

Simón Ríos lo que dices es válido más para los eclipses de sol. La diferencia con los eclipses de Luna es que éstos se pueden observar en todo el hemisferio en que sea de noche durante el período que dure el eclipse.