martes, 4 de octubre de 2011

¿Sabía que el oso polar tiene la piel negra?

Se lo digo en serio, aunque parezca incierto: su piel es negra. Y lo es por el mismo motivo que hace que entre el pelaje existan infinidad de burbujas de aire.
Para mantener su temperatura corporal, en unas latitudes donde la temperatura ambiental no es precisamente de 28ºC. Una doble cobertura termodinámica.
Mientras que, por un lado, el color negro de la piel absorbe mejor las radiaciones solares, aumentando así la temperatura corporal, por el otro, la capa de aire del pelaje le aísla del exterior impidiendo que la energía escape y la temperatura disminuya.
Por una razón similar, las prendas que usamos en invierno suelen ser más oscuras que en verano. Las oscuras absorben las radiaciones, por lo que nos sentimos más “calentitos”, mientras que las claras las reflejan, por lo que nos resultan más refrescantes.
Pero volviendo al oso, hemos de saber que su temperatura corporal se encuentra mantenida no sólo por el pelaje y el color de la dermis, como ya hemos comentado, sino también por el espeso panículo adiposo que se encuentra bajo la piel.
Corrijo entonces. Con el panículo se trata ya de una triple cobertura termodinámica.
Un panículo que sólo se adelgaza en la cabeza y, especialmente, en la nariz. Que ya hemos visto debe de ser de color negro como el resto de su piel.
Un color negro que nos recuerda el del hocico de los perros, y que nos hace pensar que, en su caso, debe presentar un inconveniente que no se daba en el cánido.
Lo digo por lo de cazar en un paraje tan blanco.


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